"Cuando el bolsillo mengua, la estridencia y la ostentación ceden paso a las prendas de moda básicas y a la reutilización...". Así empieza un artículo muy interesante publicado el domingo día 2 en La Vanguadia sobre la evolución del comportamiento de los consumidores ante la crisis. En él colabora Imma Urrea, consultora de Sofoco Media, que fué una de mis profesoras en el Master de asesoría de imagen, estilismo y comunicación de moda que cursé en Barcelona hace ya dos años. Asegura que el consumidor dice no a la compra compulsiva y busca prendas para más de una temporada, fáciles de combinar. "Muchos armarios están a reventar y hay ropa para aguantar un par de años o más", asegura.
La situación de crisis ha cambiado el comportamiento de los consumidores al buscar con qué vestirse. Los expertos también coinciden en hablar de reutilizar prendas con más frecuencia, e incluso recurrir a la segunda mano. Urrea señala que con un presupuesto más restringido las compras compulsivas se reducen, se vuelve a las prendas sencillas, lo clásico, discreto y fácil de combinar. de ahí el predominio en la calle de los colores neutros, negro, grises y cámel.
las dificultades económicas llevan a muchos a analizar qué es lo que realmente necesitan y con frecuencia se dan cuenta de que no necesitan nada, incluso la gente que no está directamente afectada por la crisis, se lo piensa mucho a la hora de echar mano a la cartera. Y es que antes de ir de tiendas hay que revisar muy bien el armario, para sacar partido a las prendas de otros años (si es que se puede, claro).
Por otro lado, las grandes marcas se enfrentan al dilema de competir moderando el precio. La mayoría apuestan por colecciones clásicas y accesorios que reivindican la tradición artesana y el buen hacer. Y contra la uniformidad fijada por las marcas de gran distribución, como ZAra, Mango y H&M, toman protagonismo la segunda mano, el 'vintage' y reutilizar prendas creando estilismos nuevos. De las tiendas ultrabaratas nos habla Luis Larra, experto en
retail y director de la consultora Retalent. "La irrupción de cadenas chinas de ropa y accesorios a precios muy muy baratos han revolucionado el consumo. Los mayoristas chinos se han dado cuenta de que no sólo pueden importar contenedores de ropa, sino que pueden montar tiendas y llevarse todo el márgen. Así que se han puesto a vender a la
occidental". la marcada tendencia a lo más barato posible tiene en el horizonte inmediato una amenaza desde el mercado de las materias primas: en un año el algodón ha subido un 70%.
Es evidente pues que se cierran las carteras y se agudiza el ingenio. Mezclar, reutilizar, adaptar las prendas es clave para afrontar este período. Hace un par de años, cuenta el experto Luis Lara, en Gran Bretaña calculaban que una mujer compraba por impulso 40 kilos de ropa y parte de ella ni siquiera llegaba a estrenarla. Una actitud distante de los países del norte de Europa, donde se valora comprar menos pero con más calidad. sin lujo. Allí ha calado un consumo responsable y sostenible, sólo queda por ver si entrará también en países mediterráneos como España.
En el artículo también se habla de las ventas por internet. "Gracias al comercio electrónico, a los outlets on line, el lujo asequible se pone a disposición del gran público. Además, la red permite estar más informado y comprar ropa de diferentes países, lo que puede favorecer un consumo más analítico. Así que, ya sabéis: está de moda comprar con cabeza, reciclar la ropa y crear estilismos para sobrevivir a la crisis de una forma creativa, que creo nos va a favorecer para aprender a comprar racionalmente alejados de impulsos y tentaciones. Pero en rebajas... nos podremos permitir algún caprichito, ¿no?.